Dijimos que diferentes pueblos, alejados entre sí en el tiempo y el espacio, acostumbraban a mostrar símbolos similares en sus manifestaciones sagradas.
Por ejemplo, los círculos, que representan la eternidad y los cuadrados o cruces, que representan el cuatro como elementos que describen cierto principio relacionado con lo divino, se encuentran en todas partes.No solo en imágenes o construcciones, sino también en la literatura, tal como en esta cita de Al Tirmidhi: “Los que estaban con el Profeta preguntaron: ‘¿Qué son los jardines del Paraíso?’ Este respondió: ‘Círculos de gente que invoca,’” o este otro del Buda:“Largo es el círculo de renacimientos para un tonto que no conoce la verdadera Ley.”
En la Hungría de hoy, una concha de molusco con una cruz fue tallada hace alrededor de 100.000 años, antes de las épocas históricas.La figura no solo muestra una cruz, sino que también la combina con un círculo.
La misma combinación aparece en una pieza de bronce en el norte de Afghanistán, que data de hace 4000 o 3500 años, o en un sarcófago más cristiano del siglo V, en Ravenna.
La cara del sarcófago muestrea también un cuadrado que entra en la combinación.En tanto, la misma idea cristiana de la crucifixión se muestra en una imagen nativa de hace 6000 años en el Parque Canyon State, en Texas, que asombrosamente muestra cuatro dedos en cada uno de sus brazos extendidos.
Desde el año 630, la Kaaba, en La Meca, muestra su forma cúbica (seis caras cuadradas) como un tributo a Dios.La construcción, sin embargo, es preislámica y fue considerada como una buena representación de lo divino por el mismo Profeta.
Egipto, más allá de su fama por las pirámides y tumbas, también muestra un cuadrado que contiene un ankh en un objeto ritual de la 1ª Dinastía (alrededor de hace 5000 años).Por supuesto, esta combinación incluye un cuadrado, un círculo y una cruz.
Alrededor de 1487, Leonardo da Vinci también representaba su famoso Hombre de Vitruvio dentro de un círculo y un cuadrado.
La imagen final de hoy será un monumento maya, en Dzibilchatún, cerca de Mérida, México. Este monumento puede producir este efecto cuando el sol matutino sale en ambos equinoccios, el 21 de marzo y el 21 de septiembre cuando su brillante círculo cruza la puerta cuadrada.
Quizás toda esta magia que rodea al cuadrado esté representada en las palabras de Whitman: “Canto al cuadrado deífico, de lo Uno que avanza, de los lados, de lo viejo y del ahora, del cuadrado enteramente divino; sólido, de cuatro lados (se necesitan todos los lados): desde este lado, Jehová soy, el Antiguo Brahma yo, y yo Saturno soy...”
Continuaremos con estas formas y citas coincidentes.
Como se dijo en la nota anterior, hay antiguas representaciones de dioses y diosas domando un animal. Por ejemplo. la carta XI del tarot, La Fuerza, representa a una joven obligando a un león para que abra la boca.
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Entre los sumerios y babilonios, a Gilgamesh se lo muestra dominando un león, mientras que Marduk controla un bote en el que navega con un dragón. Estas son referencias a la parte animal del hombre, que también están presentes en la tradición judeocristiana, como podemos leer en el Libro del Génesis (3:1): “Empero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que el SEÑOR Dios había hecho. Y esta le dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comeréis de todo árbol del huerto?”
En la historia del diablo que tienta a Adán y Eva, el primero también es personificado como bestia; una serpiente, en este caso.
Según estas antiguas tradiciones, esta parte animal siempre se muestra como algo significativo, que no se debe descuidar.
Inanna-Ishtar, por ejemplo, probablemente haya inspirado la representación del diablo en la carta del tarot marsellés, miles de años después:
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En este caso, a la diosa sumeria se la muestra parada sobre dos leonas, mientras que el diablo se para sobre el mundo. Las dos lechuzas `que flanquean a Inanna se vuelven dos hombres con orejas de burro, encadenados a la posesión del diablo: el mundo.
Otra imagen nos muestra a San Jorge matando al dragón, otra variación cristiana de la serpiente:
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Hay más para meditar en todas estas imágenes, pero ahora sería interesante prestar atención al famoso Shiva danzante que, aunque en muchas imágenes aparezca controlando a una bestia, aquí se lo muestra como parado sobre un bebé, claramente simbolizando que estos animales son verdaderamente algo dentro del hombre.
Para fortalecer esta idea, el milenario I Ching dice: “Cuando el espíritu del cielo gobierna en el hombre, su naturaleza animal toma su lugar adecuado.” Plotino, en el siglo II también se refiere a esta parte animal: “La verdadera persona es algo diferente, pura del contacto con la parte animal de nuestra naturaleza.”
Entre los mesoamericanos, el mismo Quetzalcóatl era una serpiente emplumada y en un mito del siglo IV dice: “El espíritu maligno persuadía a los toltecas de hacer el mal. Para alcanzar esta meta tomaba distintas personalidades. Cambiaba su cuerpo en formas animales y seres monstruosos y se aparecía como prostituta."
Como vemos, diferentes culturas, separadas en el tiempo y el espacio, transmiten sorprendentemente ideas similares. Regresaremos a esto.
Se cree en general que la civilización occidental había nacido con los griegos, aunque los tiempos históricos se reconocen ahora mucho antes que estos, con los sumerios, babilonios y egipcios.
Antes de esto, la tendencia general es la de hablar de la “época prehistórica,” a la que no se le reconoce que merezca el nombre de “civilizada.”
La idea general de la época prehistórica es la del hombre viviendo en pequeñas comunidades habitando cuevas, casi sin lenguaje hablado.
Con el descubrimiento del genoma humano, surgen algunas teorías, basadas en los llamados “marcadores,” un juego de nuevos elementos que aparecen en nuestro ADN cada vez que hay una mutación. Estos “marcadores” se transmiten a través del cromosoma ‘y’ de padre a hijo y no pueden ser alterados (lo que asegura que el esperma del hijo contendrá los mismos marcadores que el de su padre). La teoría afirma que el hombre moderno se origina en una únicas tribu en la actual Uganda, en el África -->1.
Los cambios raciales hasta ahora, dice, solo se deben a mutaciones producidas como respuesta a los cambios climáticos a medida que estos hombres migraban poblando el resto del mundo. Así, como la teoría afirma que cualquier mutación deja un rastro en el cromosoma ‘y,’ siguiendo estos marcadores hacia atrás es como llegaron a esta única tribu cuya sangre no tiene marcadores.
Desde hace cerca de 160.000 años hasta 135.000 AP, esta tribu única se movió solo dentro de África, alcanzando el Océano Atlántico en Costa de Marfil, Congo y Namibia, así como el Cabo de Buena Esperanza en Sudáfrica. También se movió al noreste, hasta Etiopía.
Desde Etiopía, un grupo pareció moverse hacia el norte siguiendo el Nilo y cruzando el Mar Rojo para alcanzar Tierra Santa alrededor de 115.000 AP. Pero el clima cambió y una enorme extensión del norte de África y Medio Oriente se volvió los actuales desiertos cerca de 90.000 AP, de modo que esta rama de la humanidad murió, forzándonos a llegar a 85.000 AP para encontrar que un nuevo grupo de etíopes se había ahora movido hasta poblar el sudoeste de la Península Arábiga. Según Stephen Oppenheimer, todas las razas de la actualidad descienden de este grupo.
Si, como se dice, por 80.000 AP esta rama había cubierto toda la costa hindú y, alrededor de 76.000 AP había llegado a Borneo y el sur de la China, es difícil creer que no tuviera para nada un lenguaje hablado o que fuera solo un grupo de animales sociales siguiendo la estación de la caza.
Estos mismos hombres fueron los que poblaron Europa alrededor de hace 40.000 años y las huellas que dejaron no pueden apoyar la idea de un hombre salvaje vagando sin propósito por el mundo.
Es muy notable que, tras la erupción del Mte. Toba en 74.000 AP, que destruyera toda la vida en la India e Indonesia, los hombres se acordaran, luego de una vedad de hielo “nuclear” de 1000 años, de regresar a la India desvastada, no solo de sus casas en Indochina, sino desde su antigua ubicación en las “Puertas de la Pena,” en el sur de Arabia y en Turquía, como si la comunicación entre ellos fuera posible tras este severo “invierno nuclear.”
Según Graham Hancock, hay varias ciudades bajo el mar, en lugares como la India o Japón, mostrando que aún más allá de la fecha aceptada de 11.000 AP para el final de la última era glacial, el hombre era capaz de construir ciudades de piedra.
Algunos hallazgos arqueológicos pueden mostrarnos que el que llamamos hombre “prehistórico” no era un animal migratorio vagando para seguir nuevos recursos.
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En Tata, Hungría, encontramos una concha de molusco grabada de 100.000 AP, que curiosamente muestra el mismo motivo que una roseta de la Catedral de Narbonne, Francia, del siglo XII.
Esta coincidencia no parece ser aleatoria si consideramos que la famosa Cueva de Chauvet muestra cuatro caballos dominando un rinoceronte, que datan de cerca de 30.000 AP y que la imagen también se repite en una catedral francesa del siglo XII, esta vez en Chartres.